Los significados del arte gótico
Buenos días. Hoy te traigo una contribución del escritor y divulgador Carlos Taranilla. Él va a ser hoy el protagonista. Aquí os traigo algunos fragmentos de su libro Breve historia del Gótico. Nos esperan algunos misterios como su vinculación con lo esotérico, la magia de los colores o los fundamentos que nos hacen pensar en que los canteros góticos pudieran estar detrás del surgimiento de la masonería especulativa en el siglo XVIII.
Abrimos ya las puertas de la biblioteca escarlata. Adelante...
La denominación
El término “Gótico” lo usó por primera vez el artista y escritor italiano Giorgio Vasari en su célebre Vida de los más excelsos pintores, escultores y arquitectos (h. 1550) para designar con carácter peyorativo un estilo que semejaba arte de barbaros (godos) porque se apartaba de la estética clásica. Las catedrales, con sus muros desnudos, más le parecían castillos que templos. En el siglo XIX el Romanticismo, dentro de su interés por la Edad Media, revalorizo el estilo. Otras especulaciones peregrinas, como las de un tal Fulcanelli (seudónimo con el que firmo El misterio de las catedrales, 1926), ajenas al rigor histórico, afirman que deriva del termino francés –Francia fue el país desde el que se expandió el estilo– argotique (de art y gotique, es decir, ‘arte gótico’), adjetivo procedente de la voz argot, que indica un lenguaje especifico de los albañiles: la lengua argótica o ‘lengua de los pájaros’, que era como se denominaba la sabiduría ancestral e iniciática, aludiendo a una terminología secreta que solo un grupo de iniciados conocían.
Asimismo, también se ha querido especular con el termino celta Art-Goat (‘el pais de los arboles del bosque’) por el paralelismo con la vegetación que se puede apreciar en una catedral a partir de su maraña de arbotantes, contrafuertes y pináculos que, estirando la imaginación, recordarían el ramaje de los arboles, con cuya madera, además, se hacían las cimbras y armazones para levantar los arcos y bóvedas.
El Gótico constituye una innovación frente al Románico también en el sentido Ideológico puesto que, transitó desde este, que estaba al servicio de la religión, hacia el Renacimiento, que recupero la filosofía y el arte clásicos. Técnicamente tuvo sus raíces en la arquitectura cisterciense y esta en los edificios románicos de transición que comenzaron a utilizar la bóveda de arcos semicirculares apuntados, como se observa en el ultimo tercio del siglo XI en la arquitectura normanda e inglesa: catedral de Durham (1093), primer edificio de Europa occidental con bóvedas de arista sobre la nave central. El cruce de los nervios en la bóveda, fue comparado por el poeta francés Paul Claudel con las manos unidas en plegaria.
Para el arquitecto italiano Bruno Zevi, asimilada al cuerpo humano, la catedral gótica es “un haz de huesos, fibras y músculos, un esqueleto constructivo recubierto de cartílagos inmateriales”.
Simbología cristiana y esoterismo
Según Chueca Goitia, todo el edificio encierra un simbolismo determinado: los cimientos y muros son el fundamento físico y espiritual de la obra. Los sillares simbolizan al pueblo cristiano unido por la argamasa de la caridad. Los pilares son los santos y los dogmas de fe, que conducen la mirada hacia los nervios o los arcos, el camino de la salvación. Las ventanas son los escritores sagrados a través de los cuales nos llega la luz divina, que desciende del cielopara alumbrar a los fieles, acogidos bajo la bóveda, con lo que el templo constituye un refugio sagrado frente a los avatares del exterior.
Según teólogos de la Edad Media, como Honorio de Autun, la planta cruciforme muestra a los fieles la imagen del Crucificado, siendo su cabeza el ábside (punto en el que Dios desciende sobre el altar), el crucero su corazón, sus brazos el transepto, la nave mayor su cuerpo y los pies la entrada al edificio; las proporciones del templo constituyen así el vivo reflejo de la perfección divina, puesto que Cristo Hombre, como ser humano, esta hecho a imagen y semejanza de Dios.
Igualmente, durante los tiempos iniciales del cristianismo, la planta en forma de cruz se relacionaba con el nombre del primer humano, Adam, cuyas cuatro letras corresponden a la inicial de cada uno de los cuatro puntos cardinales en griego: Anatole (Oriente), Dysis (Occidente), Arktos (Norte), Mesembria (Sur), a los que miran los cuatro brazos de la cruz.
Para el esoterismo, la planta de cruz latina se asemeja al crisol alquímico u hornillo de atanor, que se relaciona con el cuerpo humano porque en el interior de dicho aparato se produce toda una serie de transformaciones, como las que experimenta el espíritu del hombre cuando penetra en una catedral:
[…] la cruz es el jeroglífico alquímico del crisol (creuset), al que se llamaba antiguamente [en francés] cruzoz, crucible y croiset[…] Efectivamente, es en el crisol donde la materia prima, como el propio Cristo, sufre su Pasión; es en el crisol donde muere para resucitar después, purificada, espiritualizada, transformada.
El misterio de las catedrales.
Fulcanelli.
Por ultimo, el ábside sobre la cabecera forma una imagen como la de la Cruz de la Eternidad (cuya parte superior es semicircular) que portaban en su mano los dioses egipcios para indicar su carácter inmortal, el mismo que adquiere el cristiano que penetra en los misterios del Verbo.
La catedral: Nueva Jerusalén celestial
Una iglesia cristiana, de la cual la catedral es su máximo exponente, representa la interacción entre el cielo y la tierra. En una miniatura de la Bible Moralisée (h. 1220) se muestra el paralelismo espiritual y tipológico entre Salomón orando en su templo –representado como la mezquita de la Cúpula de la Roca, que algunos judíos tuvieron por otro templo salomónico– y Cristo como sumo sacerdote en el nuevo templo: la catedral gótica. El tabernáculo de Moisés y el Templo de Salomón –incluso el arca de Noé–, cuyas proporciones reflejaban la armonía divina como una estampa del cielo, constituyen los puntos de partida teológicos para la concepción del recinto cristiano, de acuerdo con la descripción del profeta Ezequiel sobre el templo celestial y la visión de san Juan en el Apocalipsis sobre la Nueva Jerusalén: “de oro puro, como cristal transparente” (Ap21).
La catedral esta configurada como una ciudad sagrada (Civitas Dei, ‘ciudad de Dios’), la imago mundi (‘el cosmos’), en la cual la presencia del Redentor se materializa a través de la Sagrada Forma del altar, donde se rememora su santo sacrificio por medio de la eucaristía y se recrea la Jerusalén celestial. A esta ciudad de puertas perladas se llega tras un largo peregrinaje en la tierra; es la ciudad nueva que aguarda a los cristianos en el otro mundo al final de los tiempos. La ciudad santa, el cosmos divino, desciende del cielo al interior de la catedral gótica, su máxima encarnación, donde se hace visible en todo su esplendor. Así, respecto al coro gótico de la abadía de Saint-Denis, el abad Suger decía lo siguiente:
En el centro se alzan doce columnas, correspondientes al numero de los apóstoles, y otras tantas en las naves laterales para significar el numero de los profetas; ellas sustentan en alto el edificio, según las palabras del apóstol que edifica en espíritu: edificad sobre los cimientos de los apóstoles y de los profetas, sobre el mismo Jesucristo como piedra angular.
La simbología del color
Aparte de un complemento indispensable en la belleza y estética, el color fue dueño de una inmensa carga simbólica. Ya en la Antigüedad, Aristóteles –revalorizado junto a su maestro Platón durante los tiempos del Gótico– había realizado una clasificación cromática cuando establecieron como básicos seis colores: amarillo, rojo, verde, azul, blanco y negro, a los que se añadía en ocasiones el violeta.
Esta policromía se empleaba con contenidos simbólicos: el azul representaba la belleza, el cielo, la perfección; el rojo era el símbolo del infierno o la violencia, aunque en ocasiones también simbolizaba la fuerza y el poder; el verde, la imperfección; el amarillo, el éxtasis; etcétera. Por otro lado, los colores contenían una carga emotiva determinada según las tonalidades dominantes.
La simbología de los colores ha arraigado en innumerables campos del conocimiento; para los alquimistas, el rojo es el color del sol y el fuego que arrasa y purifica; el azul es el color de Venus, el planeta vespertino que lleva el nombre de la diosa del amor; el verde es el símbolo de la naturaleza, la vegetación y el agua; blanco es el color de la pureza y representa a la Luna, mientras que el otro no color, el negro, simboliza la muerte a través del dios Cronos (Saturno), que mora en su palacio infernal con los personajes mitológicos vencidos, como los Titanes. El sábado, el día de Saturno, según una tradición recogida en el libro antes citado de Fulcanelli, los alquimistas medievales se reunían ante las catedrales en cofradías para continuar manteniendo celosos el secreto de su construcción. Estos artífices medievales, agrupados en talleres o corporaciones denominadas logias, habrían sido el precedente de la masonería, que surgió en Europa a comienzos del XVIII; su denominación (maçon) era la misma, precisamente, que en Francia se aplicaba a los maestros de obra.
Bibliografía
Este texto de Carlos Taranilla nos deja dos libros a tener en cuenta. En primer lugar el suyo: Breve historia del Gótico, editado por Nowtilus. Aquí te dejo un enlace por si lo quieres adquirir:
BREVE HISTORIA DEL GOTICO | CARLOS JAVIER TARANILLA | Casa del Libro — www.casadellibro.com El libro BREVE HISTORIA DEL GOTICO de CARLOS JAVIER TARANILLA en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!
Y aunque Carlos Taranilla no da crédito al Misterio de las Catedrales de Fulcanelli, lo cita varias veces en su texto. Yo no veo mál enfrentarse a una obra críptica como esta, dada además su importancia en los círculos esotéricos. Una lectura crítica de este texto bien está y nos ayuda a tener otra perspectiva sobre el gótico. Aquí te dejo también un enlace donde lo puedes encontrar.
EL MISTERIO DE LAS CATEDRALES | FULCANELLI | Casa del Libro — www.casadellibro.com El libro EL MISTERIO DE LAS CATEDRALES de FULCANELLI en Casa del Libro: ¡descubre las mejores ofertas y envíos gratis!
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Pedro Ortega.